domingo, 16 de mayo de 2010

DISCULPA TU VIDA TE ESTA ESPERANDO

Disculpa, tu Vida te está esperando


Lynn Grabhorn

Cuentas, cuentas, cuentas

Elige un tema que no sea de tu completo agrado, por ejemplo: pagar cuentas. A menos que estés en una situación económica totalmente desahogada, ¿cómo te sientes generalmente cuando llega el momento de pagar las cuentas? ¿Emocionado? ¿Feliz? ¿Eufórico? No lo creo. ¿Qué te parece preocupado, ansioso o, simplemente, deprimido? ¡Bienvenido al grupo!

Bien, he aquí lo irónico: son esos sentimientos de desesperación precisamente los que nos mantienen siempre con problemas económicos. ¿Por qué? Porque lo que sentimos es lo que nos hace vibrar, y lo que nos hace vibrar es precisamente lo que atraemos hacia nosotros. Es una ley universal, no hay más.

Cuanto más nos concentrábamos en lo que no teníamos, más fluían y crecían nuestras energías negativas, atrayendo hacia nosotros más deudas, junto con menos ingresos para saldarlas.

El concentrar nuestras emociones en nuestras carencias atrae más de todo aquello que nos tenía angustiados, para incorporarlo a nuestras vivencias, lo que hacía que las circunstancias se tornaran cada vez más graves y problemáticas que el mes anterior.

El proceso es semejante al de un boomerang, uno de esos objetos que arrojas lejos pero que traza un círculo y vuelve hacia ti, para que lo detengas (o te golpee si te descuidas). Lo que enviamos -las vibraciones- es lo que vuelve a nosotros. Así que mientras no cambiemos nuestras vibraciones, seguiremos recibiendo lo mismo que lanzamos. En otras palabras, si no dejamos de sentir y enviar vibraciones de baja frecuencia, ¡todo lo que vuelva a nosotros serán circunstancias negativas! Obtenemos aquello en lo que nos enfocamos emocionalmente.

Enfoquémonos con insistencia en lo que queremos, ¡y listo! Iremos por buen camino. Concentrémonos en todo aquello que no queremos con esa misma pasión (preocupación, angustia, etcétera), ¡y listo! También hará que regrese a nosotros. Al universo no le importa si queremos algo o no lo queremos, funciona estrictamente apegado al principio físico que llamamos la Ley de la Atracción. Simplemente, enviamos los sentimientos magnéticos y el universo los devuelve obedientemente. No reacciona ante nuestras súplicas; sólo responde a nuestras vibraciones, las cuales provienen por completo de nues­tros sentimientos.

¿Importa lo que originalmente causó esos sentimientos? No. Pueden proceder de un pensamiento, un suceso externo o un simple estado de ánimo general. Pero sin importar cómo se hayan iniciado, los acontecimientos que constituyen nuestra vida se originan solamente a partir de nuestro flujo de sentimientos, momento a momento, día a día, año tras año.

Concéntrate, lograrás crecer

Así que seamos realistas por un momento. Nadie te está sugiriendo que andes por la vida convertido en un bonachón, tratando de mostrarte feliz porque te despidieron del trabajo, o porque perdiste el avión o extraviaste las llaves del auto.

Pero los hechos son los hechos. Puesto que lo que enviamos es lo que recibimos, y puesto que lo que enviamos procede de aquello en lo que centramos la atención, lo que necesitamos hacer realmente es prestar más atención a lo que pensamos, ¡y a cuán mal nos hace sentir!

Centrémonos en lo que queremos, y lo obtendremos, siempre y cuando no lo saboteemos. Enfoquémonos en lo que no queremos y también ocurrirá, probablemente en una proporción mucho mayor de lo que imaginamos.

Pero volvamos al tema de las cuentas. Digamos que has estado pensando demasiado en lo mucho que detestas tener que pagarlas. Cada uno de tus pensamientos (que está lleno de vida) está cargado de una vibración emocional, algo así como una firma, de cuando lo pensaste y probablemente sintonizarás otras vibraciones idénticas. Cuando dos pensamientos de la misma intensidad emocional se juntan, adquieren mayor fuerza, a una frecuencia más elevada y más rápida que cada uno de ellos por separado.

Así que ahora, en lugar de un pequeño y viejo pensamiento insignificante que tenías sobre las cuentas por pagar, tienes otro mucho más profundo y poderoso, porque cada vez que te concentras en tus cuentas, se van anexando los pensamientos que habías enviado antes. ¡Ah!, pero eso no es todo. No sólo tienes tus propios pensamientos pesimistas acerca de las cuentas que se acumulan, y que se vuelven más grandes y más poderosos con cada nuevo sentimiento de derrota que envías, sino que éstos se unen a otros pensamientos, también pesimistas, que proceden de otras personas pero que están en la misma frecuencia, y a los que yo llamo "bombas de basura". Sintonizan en frecuencias similares de temor y ansiedad y pueden dirigirse fácilmente a ti, a menos que sepas cómo sacarles la vuelta para rehuirlos emocionalmente. En otras palabras, tarde o temprano, una o más de estas bombas de basura, conteniendo todo tipo de material corrosivo procedente de las preocupaciones de todos los demás, se dirigirán hacia ti y te sacudirá con fuerza, si tú todavía estás vibrando en la misma forma y transmitiendo tus ondas en la misma frecuencia.

Si ése es el caso, tendrás un verdadero problema en tus manos: más cuentas por pagar que antes, al tiempo que vivirás muchas otras circunstancias desagradables más, que pueden tener que ver o no con el pago de esas cuentas. Tu automóvil se descompondrá fácilmente y no tendrás dinero para arreglarlo. La lavadora dejará de funcionar. Tus hijos romperán el vidrio de la ventana del vecino. Tu perro atacará a un inocente que pase junto a él, y el domingo de la final del fútbol, con la casa llena de amigos, se te descompondrá la televisión.

Tu "imán de atracción" sintonizará poderosamente con esas bajas vibraciones de fuerte carga emocional negativa, y continuarás atrayendo más basura, como la luz de un faro con los barcos, hasta que tú cambies esa vibración. Una vez que lo hagas, el boomerang no regresará y golpeará a alguien más. Te habrás librado de él. Por el momento.

Ahora centrémonos en otro tema más agradable, como un nuevo automóvil. Si te enfocas en el automóvil que quieres y logras mantenerte concentrado en él, será tuyo. Pero si te enfocas en el hecho de que ese automóvil todavía no lo tienes, o en que no podrás pagarlo, entonces eso es exactamente lo que atraerás hacia ti: una cuota más de "no coche". Así que si dices: "Bueno, al diablo, eso sólo demuestra que este asunto no tiene sentido. Me he estado enfocando por años en lo que quiero; o sea, en ganar más dinero y todavía no lo logro". ¡Correcto! Ante todo, existe el asunto del dinero, y después el de la falta del mismo. ¿Y adivina qué? El 99.9% de nosotros nos hemos estado enfocando en el dinero la mayor parte de nuestra vida. ¡Correcto, de nuevo!

Obtenemos aquello en lo que nos enfocamos. Si te enfocas en la falta de lo que quieres, con toda seguridad obtendrás una mayor carencia o falta de lo deseado, porque a través de vibraciones similares, atraemos las cosas hacia nosotros. Ésta es, simple y llanamente, la Ley de la Atracción.

No hay comentarios: