miércoles, 14 de enero de 2009

REENCARNACION O EVOLUCION DEL ALMA


El tema de la Reencarnación, o sea la evolución del alma a través de múltiples encarnaciones, es una cuestión central en el Espiritismo así como en muchas otras filosofías y religiones orientales, incluyendo el Budismo, el Hinduismo, la Teosofía y otras, por lo cual merece una atención especial.
Lamentablemente dentro del Cristianismo este concepto ha sido muy mal interpretado en muchas ocasiones, llegando hasta el punto de haber sido declarado anatema en cierto momento histórico por razones políticas cuando el Cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano. Esto ocurrió a pesar de que el concepto de la Reencarnación se encontraba claramente en La Biblia y era profesado por algunos padres de la Iglesia.
Afortunadamente, gracias a la investigación de muchos historiadores y al descubrimiento reciente de varios documentos históricos que revelan nuevas perspectivas sobre los orígenes del Cristianismo, hoy sabemos cómo, cuándo y por qué ocurrió este aparente desacuerdo entre la Teología Cristiana oficial y la doctrina de la Reencarnación. Además gracias al trabajo de algunos abnegados científicos hoy tenemos todo un conjunto de convincentes evidencias empíricas sobre la realidad de la reencarnación.
La Reencarnación en La Biblia
En La Biblia existen suficientes referencias al fenómeno de la reencarnación las cuales permiten argumentar que el antiguo pueblo de Israel conocía el concepto e inclusive para algunas de sus sectas la reencarnación era parte esencial de sus creencias, especialmente en sectas como los Esenios y otras que practicaban la Cábala (Kabbalah).
Para los cristianos en particular, las citas más importantes sobre la reencarnación pueden ser encontradas en las propias palabras de Jesús en los Evangelios.
Veamos algunos ejemplos a continuación. Nota: Las citas han sido tomados de la Nueva Versión Internacional en Español. La línea en paréntesis es un breve comentario que enfatiza la implicación de la cita.
Durante el pasaje de la transfiguración Jesús dice a sus discípulos: Elías ya vino, y no lo reconocieron sino que hicieron con él todo lo que quisieron.De la misma manera va a sufrir el Hijo del Hombre a manos de ellos. Entonces entendieron los discípulos que les estaba hablando de Juan el Bautista.-
Mateo 17:10-13, Marco 9:11-13, Lucas 9: 33 (Implicando que Juan el Bautista era la reencarnación del profeta Elías).
Jesús habla a sus discípulos sobre Juan el Bautista: Y si quieren aceptar mi palabra, Juan es el Elías que había de venir.El que tenga oídos, que oiga.-
Mateo 11:14-15 (Explícitamente declarando que Juan el Bautista es la reencarnación del profeta Elías).
A su paso, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron: --Rabí, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres? Ni él pecó, ni sus padres --respondió Jesús--, sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida -
Juan 9:1-3 (Implicando que el hombre había vivido previamente antes de nacer ciego en la presente existencia).
Ni a los cincuenta años llegas --le dijeron los judíos--, ¿y has visto a Abraham? Ciertamente les aseguro que, antes que Abraham naciera, ¡yo soy! -
Juan 8:57-58(Implicando que Jesús es eterno habiendo vivido anteriormente).
De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios --dijo Jesús. -
Juan 3:3 (Esta cita ha sido interpretada de varias formas dependiendo de la traducción. Para nosotros la cita sencillamente implica que el hombre debe nacer de nuevo, es decir, debe reencarnar).
La Reencarnación borrada de la Teología Cristiana
Si Jesús y los primeros cristianos profesaban la reencarnación, nos preguntamos entonces, por qué esta verdad se perdió en algún momento y por qué no forma parte de la teología cristiana oficial hoy en día.
La respuesta a esa pregunta hay que comenzar a buscarla en los eventos históricos que siguieron al Primer Concilio de Nicea en el año 325, cuando el emperador romano Constantino decidió convertir el cristianismo en la religión oficial del imperio, así como a los esfuerzos posteriores de la Iglesia por desterrar de la teología cristiana cualquier referencia al concepto de la preexistencia del alma (término usado entonces para referirse a la reencarnación) durante el Segundo Concilio de Constantinopla realizado en el año 553 bajo el auspicio del emperador Justiniano.
Sobre este tema se ha escrito mucho recientemente gracias al trabajo de historiadores y eruditos, los cuales han contribuido a una mejor comprensión de los orígenes del Cristianismo apoyándose en nuevos documentos de gran valor histórico como son los Evangelios Gnósticos descubiertos en Nag Hammadi (Egipto) en 1945 y los Pergaminos del Mar Muerto encontrados en Qumrán a partir de 1947.

COMO FUE DESACREDITADO EL TEMA DE LA REENCARNACION

El Dogma muerde al Hombre
Capítulo 14 del libro ‘Children's Past Lives’ (
http://www.childpastlives.org/dogma.htm):
El asombroso carisma de Jesús Cristo y su ministerio de buena-nueva cambió profundamente las vidas de los que lo conocieron y siguieron. El entusiasmo y espíritu de los primeros Cristianos se extendió por el Oriente Medio hasta que lo que comenzó como un inspirado culto de Judíos en la polvorienta Judea creció hasta convertirse en un movimiento religioso revolucionario que abarcó todo el Imperio Romano. A medida que las ideas se dispersaban, se colaban a través de las prácticas y teologías de las religiones existentes y tomó formas que Jesús no hubiera reconocido –especialmente la institución del sacerdocio para mediar entre el hombre y Dios.
Durante los primeros tres siglos de la era Cristiana, no existía una sola doctrina Cristiana, la teología y doctrina Cristiana –interpretaciones de las enseñanzas de Cristo mezcladas con ideas de otras filosofías y religiones—eran intensamente debatidas al menos por los primeros trescientos años. Muchos de los pilares de la fe que los Cristianos toman por dado hoy eran, durante este largo período de flujo, simplemente otro punto de vista mas entre muchos.
Es un hecho que algunas sectas Cristianas y escritores aceptaban la reencarnación como una extensión de las enseñanzas de Cristo. Orígenes de Alejandría, uno de los aclamados Padres de la Iglesia y descrito por San Gregorio como “el Príncipe de la enseñanza Cristiana en el tercer siglo”, escribió: “Cada alma viene a este mundo fortalecida por la victorias y debilitada por las derrotas de sus vidas anteriores”.
Entonces, si la reencarnación era una idea en circulación entre los primeros Cristianos, ¿por qué ha desparecido de la religión Cristiana tal y como la conocemos hoy?
A principios del siglo cuarto, las más fuertes facciones Cristianas pugnaban unas con otras por influencia y poder, mientras que al mismo tiempo el Imperio Romano se desmoronaba. En el año 325 AD., en una movida para tratar de renovar la unidad del imperio, el dictador absoluto Emperador Constantino convocó a los líderes de las facciones Cristianas en pugna al Concilio de Nicea. El les ofreció lanzar todo su poder imperial a favor de los Cristianos si ellos resolvían sus diferencias y acordaban un credo único. Las decisiones que se hicieron en este concilio crearon la fundación de la Iglesia Católica Romana. (Al poco tiempo, los libros de la Biblia serian editados y ‘corregidos’ también). A favor de la unidad, todas las creencias que entraran en conflicto con el nuevo credo serian descartadas; en el proceso las facciones y los escritos que soportaban la reencarnación fueron desechados.
Entonces, con el aplauso y el apoyo de los líderes Cristianos, Constantino procedió a eliminar las religiones competidoras, haciendo su dominio personal sobre el Imperio aún más absoluto. El resultado de este matrimonio entre iglesia e imperio estatal trajo como resultado una nueva Iglesia hecha a la imagen del autocrático Imperio Romano. Este es el porque, según algunos historiadores, la Iglesia exalta la autoridad central no cuestionada, impone un único credo dogmático, y trabaja tan duro para eliminar las ideas divergentes. Esto es muy importante porque la reencarnación cayó fuera del credo oficial.
Aparentemente algunos Cristianos continuaron creyendo en la reencarnación aún después del Concilio de Nicea, porque en el año 553 AD. la Iglesia tuvo la necesidad de enfrentar de nuevo el concepto de la reencarnación y condenarlo explícitamente. En el Segundo Concilio de Constantinopla el concepto de la reencarnación, unido con otras ideas bajo el término “preexistencia del alma”, fue decretado como un crimen merecedor de la excomunión y condenación (anatema).
cita: -------------------------------------------------------------------------------- " Si alguna persona afirma la fabulosa preexistencia del alma, y afirma la monstruosa restauración que sigue; que esa persona sea anatema." --------------------------------------------------------------------------------
¿Por qué la Iglesia se esfuerza tanto en desacreditar la reencarnación? El impacto psicológico de la reencarnación puede ser la mejor explicación. Una persona que cree en la reencarnación asume responsabilidad por su propia evolución espiritual a través del renacer. El o ella no necesitan sacerdotes, confesionarios o rituales para evitar la maldición (ideas estas que por cierto no son parte de las enseñanzas de Jesús). Esa persona necesita solamente ocuparse de sus propios actos hacia el mismo y hacia los demás. Creer en la reencarnación elimina el miedo al infierno eterno que la Iglesia usa para disciplinar a su rebaño. En otras palabras, la reencarnación directamente socava la autoridad y el poder de la dogmática Iglesia. No es de extrañar entonces que la reencarnación ponga a los Defensores de La Fe tan nerviosos.
A pesar del decreto del 553, la creencia en la reencarnación persistió entre los creyentes de fila. Hicieron falta otros mil años y mucho derramamiento de sangre para completamente borrar la idea. A principios del siglo trece, los Cataros, una devota e iluminada secta de Cristianos que creían en la reencarnación, florecieron en Italia y en sur de Francia. El Papa lanzó una cruzada para detener semejante herejía, medio millón de personas fueron masacradas, villas completas de una sola vez, y los Cataros fueron totalmente barridos del mapa. Esta purga impuso el tono de la brutal Inquisición que comenzaría pronto. No solo la creencia en la reencarnación era causa de persecución, sino cualquier idea metafísica que cayera fuera del dogma de la Iglesia.
La criminal eficiencia de la Inquisición demostró ser efectiva. La persecución por parte de la Iglesia institucional amedrentó nuestra psiquis colectiva y nos rodeó de una cerca invisible que separa lo que es seguro de lo que es peligroso de creer. Desde entonces, las personas que albergan ideas prohibidas han aprendido a mantener esos pensamientos para ellos mismos. Nuestra memoria cultural aun recuerda el miedo a la represión por ser asociado públicamente con cualquier práctica de ocultismo, por usar los poderes psíquicos, o por creer en la reencarnación.
He aquí la fuente del doble estándar moral. No es sorpresa entonces que muchas personas hoy creen en la reencarnación privadamente pero temen que si se hace público, ellos serán atacados por ser rara –la palabra moderna para herejía. Tal vez si comprendemos de donde viene ese miedo, podremos negarle su control sobre nosotros y apagar esa cerca invisible. Entonces cuando nuestros niños hablen de vidas pasadas, podamos seguir nuestro corazón y no nuestros miedos –y le creamos.
Carol Bowman y Steve Bowman, 1997